-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

sábado, 12 de mayo de 2018

RAMADAN


Con la primera visión de la novena luna creciente da comienzo el Ramadán, por ello no empieza siempre el mismo día, dependiendo del lugar donde se resida. También es válida, para su inicio, la comunicación de quienes la vean en sus lugares de procedencia a sus familiares emigrantes.

Lo deben de cumplir todos los creyentes sanos, y están exentos los niños, las mujeres en el puerperio o con la menstruación, así como los que estén enfermos o viajando, en este caso deben de realizarlo una vez sanen o regresen de sus viajes, y alargarlos hasta su cumplimiento.

Hay algunas exenciones que se pueden cumplir con compensaciones, como los ancianos débiles, los enfermos crónicos o los que cumplan trabajos especialmente duros que deben de compensarlo dando una comida a un mendigo por cada día que no puedan cumplirlo.

El Ramadán implica la abstinencia de actos sexuales y el ayuno desde antes del amanecer hasta la puesta de sol, incluyendo el no beber, ni siquiera agua, o no inhalar perfumes, por tanto no fumar.
Pero el Ramadán va mucho más allá que la abstención durante el día de algunos placeres, además implica otras acciones que bien pudiera aplicarse y poner en práctica cualquier “no creyente” como enriquecimiento espiritual y moral de la propia persona y fortalecimiento de la mente durante un mes al año como:
-La Caridad, siempre hay que practicarla pero especialmente, o con más asiduidad, se debe ejercer en Ramadán.

-El Ayuno implica también “Ayuno espiritual”. Por lo que es un deber y una satisfacción evitar los malos actos o pensamientos, las malas palabras, las peleas o discusiones, así como evitar las obscenidades, la calumnia o la mentira.

-Implica también ser indulgente con quien te agrede o insulta.

-Implica la oración, que el no creyente puede cambiar por ayudar a quien lo necesite, especialmente en Ramadán.

-Se debe ser especial practicante en Ramadán de la piedad, la compasión y la paciencia. También el perdón.
 
Desde aquí un deseo y una invitación:


Feliz Ramadán a los musulmanes practicantes.
Y una invitación a los demás a iniciar su “personal Ramadán”, que en nada difiere de los valores morales que cualquiera quisiéramos, -y nos enorgulleceríamos de que así fuera-, para nuestros hijos.

Un solo mes al año bien practicado, lejos de cualquier significado religioso, de sometimiento o de pleitesía a quien no se ve, cuantas cosas cambiaría.

 La semana que viene comienza Ramadán...que cada uno elija el suyo.

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