-NO TE PREGUNTES SI ERES FELIZ, PREGÚNTATE SI HACES FELICES A QUIENES TE RODEAN.

viernes, 20 de noviembre de 2009

¿Alacrana o Alakrana?


No suelo tirar de estos temas públicamente para derecha o para izquierda, es decir, pongo rumbo siempre a mi bola, sin posicionarme ni identificarme más que con la dirección de mi nariz, que para eso es mía.

Pero esto del Alakrana.... o Alacrana, no sé si se escribe en Español –ahora Castellano- o en Vascuence -ahora Euskera-, pero mi nariz me lleva a largas elucubraciones sin rumbo definido.

A ver si me explico, o incluso me entiendo yo mismo.

¿Esto se trata de una barquito que salió de una cala española con banderita roja y gualda y a las 200 millas arrió el trapillo y levantó otro que creo que entre sus colorines se encuentran el blanco, rojo y verde?

¿Es eso? ¿Es así?.......¿Y eso?

¿Y luego esto va de unos piratas malos, borrachines, puretas y grifaos, a los que lo de las 200 millas les trae mayormente al pairo –tampoco tiene que ir con todos el asunto de las aguas territoriales porque lo haya dicho no sé quien que hasta las 200 millas es mío y a partir de ahí de todos- y muy enfadados de que algunos países, consumistas y consumidos de riqueza arribemos frente a sus costas y les robemos sus recursos naturales por el careto, por lo que de muy malas y feas, feísimas y pirateantes formas, abordan el barquito con nombre castellano o vasco no sé aún discernirlo y trapillo aspado blanco, verde y rojo y lo abordan para pedir rescate a .......a quien? ¿Al país que representa su bandera blanca, verde y, creo que lleva rojo por algún lado?

Mi bandera solo tiene el rojo y gualda, mi nariz me dirige a elucubrar que qué pintamos nosotros solos en esta historia de quien reniega de nosotros y que no pueda participar también de paganini cualquier otro país por motivos humanitarios, y no de bandera, además del nuestro.

Más que nada porque hemos pagado con nuestros bolsillos la taquilla de estos piratillas, borrachines, puretas y emporraos, enfadados de que nos llevemos sus peces, que lejos de leyes internacionales de las que ellos no entienden son suyos, al mercado de abastos de nuestra plaza central y que nos requieren para quedarse con el IVA y de paso poder casarse unos cuantos de ellos con mis talegos a todo trapo, orujo y grifa.

Aunque entiendo que como país solidario que somos haya que apoyar a otros países -como ha sido el caso-, también entiendo que algún representante de los que pago con mis impuestos hable con ese país de la bandera de las aspas que ondeaba en el Alacrana o con su armador, y les diga que me devuelvan lo que de muy buen gusto ha salido de mi bolsillo para sacar a ese barquito de nombre castellano o vasco de allí y me reponga el saldo a la mayor brevedad que me hace falta pasa solventar unos pagos que tengo pendientes.

Para mayor gloria, parece que ayudar al barquito de ese país de marras, según el gobierno que nos dirige y administra, ha sido un éxito....Etoooooo....¡hombre por dios! digo yo que un éxito habría sido no tener que prestarles el dinero -digo prestarles, que yo solo reparto mis dineros con mis compatriotas reconocidos-, y haber conseguido liberarlos de bareta.

O digo yo que un éxito hubiera sido utilizar los 45 días empleados en el regateo y pérdida de nervios y estribos de las familias para organizar una movida militar de la ostia que dejemos al mundo flipando -que tiempo han tenido-, para que con los impuestos que pago a los soldaditos españoles, nicaragüenses y colombianos para que me protejan, hubiesen organizado un ataque de esos que salen en las películas y que muere hasta el apuntador y trasladado los medios necesarios en este mes y medio para que una vez a salvo los marineros que un día bajaron la bandera roja y gualda y levantaron la del aspa, les atiborraran las zodiac a pepinos y desplegaran a las Coes en la playa a esperar a los filibusteros arribar a ellas y practicaran el tiro al blanco no dejando títere a flote.

Hasta hubiera regalado de buen gusto al fondo del mar si con ellos se hubieran ido los piratas, los euribor que me ha costado el rescate y que se peguen un buceo después y lo disfruten las gentes a las que los países de primera línea les reventamos sus recursos naturales y de paso, para las viudas de los piratas destripados también ¡Ea!

Pero tiznar de éxito una liberación previo paso por taquilla, pues les han sobrado 44 días para tal hazaña diplomática.

En 45 días de negociaciones tener solo a disposición bélica un triste helicóptero para disparar a la proa –no sea que les vaya a dar- de quien se lleva nuestra guita, no me parece una hazaña propia y exitosa de un país de primera línea, que eso es lo que nos venden en las noticias de las nueve y más bien ha sido un ridículo de no te menees.

En fin.....que lo disfruten los recién casados, que nosotros nos hemos quedado sin la paxta, sin los peces, sin el orgullo de haberlos mandado al fondo y sin la banderita roja y gualda ondeando en el Alacrana....o Alakrana, pero que nos quiten lo bailado, al fin y al cabo......ha sido todo un éxito.....o eso nos han dicho.

Acabáramos.

.....Y Rajoy cállate tío. No la jodas más, que ya nos comemos la bola nosotros solos con nuestras cavilaciones. Peñazo, que eres un peñazo.

Ale.

domingo, 25 de octubre de 2009

Sáhara Español

Ningún hombre podrá entrar en el desierto ni salir de él sin haber cambiado. Llevará por débil que esta sea, la impronta del desierto, el sello que caracteriza al nómada. Henry Thssinger.

Marruecos nunca se me queda pequeño pero Mauritania me daba la oportunidad antes de entrar en este país de cumplir uno de mis mayores deseos, conocer esas tierras y esas gentes que un día abandonamos para nuestra vergüenza a su suerte por una triste dubitación de los Administradores de nuestro país, nuestro Sahara Español, así que cuando encontré el siguiente texto en un anuncio busqué compañero de viaje y por fin pisaré Sidi, Villa Cisneros, Tarfaya, Asmara, el Aaium ….donde muchos españoles, por muchos de nosotros ya casi olvidados quedaron allí. ¿los responsables de ese abandono también olvidaron su vergüenza?

Mauritania:

Un país virgen y apenas transitado por las rutas 4x4. Todo aquel con la decisión suficiente para ir encontrará uno de los desiertos más extensos e impresionantes del Sahara.

Los grandes ergs Occidental y Oriental, el desconocido erg Check, los Tassilis Hoggar y Djanet, o el inmenso desierto del Tanenrouft. Con una muy pobre oferta hotelera, la mayoría de los días son de acampadas, un lujo el poder disfrutar de la paz y el silencio del desierto bajo un cielo estrellado. Un Gran raid diseñado para gente con un mínimo de experiencia en rutas africanas.

Mauritania, el país del viento. Un lugar con un encanto especial, un sitio por el que ha pasado en innumerables ocasiones el mítico rally Paris-Dakar. Un país de contrastes, al oeste el océano Atlántico, al este el desierto del Sahara y al sur, el río Senegal y el África negra.


Paisajes espectaculares como el paso de Amodjar, el paso de Nega o el parque nacional Banc D’Arguin. Poblaciones en el desierto como Wadan, Tidjikja o la séptima ciudad santa del Islam, Chinguetti. Mares de dunas y pistas famosas como la del ferrocarril de Choum o la de la costa, que recorre las playas al norte de Nouakchott. Oasis que nos sorprenderán como los de Terjit o el de Matmata, lugar en el que sobreviven los últimos cocodrilos, recuerdos de un pasado cuando el desierto era una selva húmeda.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

No me saldré del asfalto, no me saldré del asfalto, no me...

40 días para verlo al natural. Tierra de nadie, el pasillo entre el Sáhara español y Mauritania.
40 días y .....¡África!

jueves, 3 de septiembre de 2009

La ruta del fleje roto





26 de abril

Nos agrupamos en el lugar de costumbre, Aranjuez, con idea de salir a las ocho. Mientras nos agrupamos, hacemos una reparación de emergencia a mis amortiguadores que ya empiezan otra vez a dar la lata y a las botas de vino que están de pez hasta arriba.

Juanma había quedado en Algeciras con su amigo Hammary, un simpático marroquí que nos iba a acompañar parte del viaje, trabajaba en Italia y venía a hacer sus papeles de la separación. Como no llegaba, decidimos coger el ferry de las ocho. Llegamos a la aduana con la desmotivación del que tiene que perder un par de horas de su vida haciendo el moñas en la cabina de un coche, pero sorpresa, en media hora nos habían despachado, ¡cenaríamos caliente en el hote!.
Llegamos y lo primero que nos llamó la atención es que nuestro amigo, el de la garrota y la chilaba marrón caca, el guardacoches de siempre ya no estaba. Su hijo había heredado el puesto. Aparcamos los coches, sacamos el equipaje y nos dispusimos a rellenar nuestros papelitos. En seguida pasamos a cenar y después a tomarnos uno te con Hammary que vino en el ferry de las nueve. Son de destacar sus zapatones de piel de cocodrilo y de alto estilo italiano, que él muy orgulloso llevaba y que nadie teníamos la confianza suficiente para decirle que le quedaban como a un cristo dos pistolas.

27 de abril

Nos levantamos y después de desayunar nos fuimos a los coches, a seguir haciendo reparaciones en mis amortiguadores, poner las emisoras y pelearnos con los vendedores de baratijas. Sobre las nueve ya todos preparados y Hammary el marroquí italiano de los zapatones de cocodrilo también, nos ponemos en marcha. Un largo viaje de asfalto hasta el bosque de Cedros.



Paramos a comer en un bar de carretera, donde El Hammary nos hacía de intérprete y seguimos hacia el bosque de Cedros y al entrar en la pista que nos lleva a él, nos desviamos a ver el agujero que dejó un meteorito al estamparse con la tierra. Estuvimos dando un paseo y haciendo unas fotos y al ir a arrancar el coche de David, no quiere –segunda avería y todavía no hemos empezado-. Como se nos echaba la noche encima, decidimos Esparteros y yo adentrarnos en el bosque para buscar un buen sitio para acampar y coger leña. En dos o tres kilómetros localizamos una explanada en la que cabríamos todos. Mientras les esperábamos, hicimos un fuego para calentarnos y para que nos pudiesen ver los demás al pasar. Después, apilamos leña para aguantar la fría noche que nos esperaba.

Montamos las tiendas, Sanchi reforzó el fuego echando en un plis plas toda la leña que Esparteros y yo habíamos recogido para toda la noche y que él pensaba liquidarse en 10 minutos y nos dispusimos a cenar. Después, orujo, chistes a mogollón y coña, mucha coña. Ya de madrugada nos fuimos a gatas cada uno a buscar nuestras tiendas con poco éxito y nos acostamos en una gélida y húmeda noche que el alcohol nos ayudó a superar. Yo todavía no se con quien dormí.

28 de abril

Diana con Albinoni, Vivaldi y Pachelbel en mi radiocasette. Más tarde música militar, para desengrasar. Recogimos el campamento y después de desayunar y apagar convenientemente las brasas que aún había, nos pusimos en marcha desandando la pista que habíamos hecho el día anterior y saliendo nuevamente a la carretera.

En Midelt paramos a buscar una batería para el Toyota de David, mientras, los demás nos fuimos a buscar cerveza. Estuvimos una hora paseando por el pueblo y dando vueltas de arriba abajo hasta que encontramos un tugurio donde nos vendieron unas latas calientes caducadas en la guerra con España. Ya con nuestra batería, seguimos camino y nos metimos en la ribera de un río a comer en unos olivares.

Estábamos rodeados de no menos de veinte Charlys que poco a poco iban tomando posiciones sobre nuestra colina. Les pusimos cara de perros hasta después de comer para que no se acercasen y así los mantuvimos controlados, después, sacamos nuestras bolsas de regalos y mientras los demás huían, me quedé yo solo, rodeándoles. Les empecé a repartir ordenadamente los bolígrafos y caramelos hasta que tuve que batirme en retirada soltando todo mi armamento y entregándoselo al enemigo. Eran muchos para mí, ya no sentía mis piernas y estaba aburrido de tanto crío encima.

En Tinerhir, nos encontramos a unos amigos del Topo. El Topo tiene amigos repartidos por todos los rincones. Les saludamos y nos fuimos a las Gargantas del Todra a buscar albergue.
Tuvimos que lidiar con un gamba que nos pretendía cobrar 5 Dh por coche no se porqué motivo. Llegamos al albergue y como el Yasmina, el menos putrefacto estaba lleno, nos fuimos al de al lado el de las chinches gigantes y las pulgas horrorosas.

Cenamos y se nos pegó el gorrón de rigor a soplarnos nuestro orujo mientras nos deleitaba con su conversación y nos trataba de convencer para irnos a un refugio que tenía escalando las verticales paredes del Todra. Cualquier historia es buena si el de al lado tiene alcohol.
Vaya con nuestro amigo Hassan, el gorrón de las pequeñas orejas y amplio gaznate. Nosotros, curtidos ya en estas lides llevamos siempre para los gorrones orujo blanco que parece alcohol de quemar para ellos, pero a éste le daba igual, se bebía hasta el gasoil.


29 de abril

Desayuno, paseito y en marcha. Ya empezaba a haber las primeras bajas envenenadas por la comida marroquí de los tugurios que frecuentamos. El Monstruo, Jesús y Juanma habían caído y empezaban a ventilarse nuestra excedentes de fortasec. Entramos en la pista de las gargantas que el amigo Mohamed VI se las está empezando a cargar. ¡Las está asfaltando!

Llegamos al pueblo de los niños capullos, Tamtattouchte, que te mandan para el lado contrario no se porqué razón. Hay algunos buenos, que tratan de ayudarte pero lo mejor es no hacer caso a ninguno y tirar de GPS.

Comimos en las gargantas del Dadés, en un hotelillo. Mientras nos preparaban unas vomitivas tortillas de color amarillo colorín nos fuimos a una tienda a hacer algunas compras mientras los enfermos, a dieta y únicamente con Coca Cola, seguían postrados en sus coches.
Yo comí poco, ya intuía que yo iba a ser el siguiente.

Cuando llegamos al hotel yo ya tenía 38 grados así que me metí en la cama a recuperar. Mañana nos esperaba un duro día cruzando el Sarhro y había que estar al cien.

Recibí la visita de toda la manada por lo que me levanté y me fui con ellos a verles cenar. En Marruecos el cuerpo no funciona como en España. Aquí, con fiebre, el organismo sabe que tiene que seguir y no sé que mecanismos se ponen en marcha que te hacen tirar para adelante. En España en las mismas condiciones estarías en cama sin poder moverte envuelto en aspirinas y con un termómetro en la boca.

30 de abril

Me levanté sin fiebre, teníamos que ir a reparar algunos coches por lo que nada más desayunar buscamos un taller y ahí se pusieron con el de Topo, el del Sanchi y el mío.
El del Sanchi, que estaba con los amortiguadores reventados llegó a tener en algún momento, hasta cuatro mecánicos debajo de él. El mío tenía otro par de maestrillos apretando tornillos y sellándome los conductos de inflado de los amortiguadores y al del Topo se le tuvieron que llevar una rueda al pueblo a reparar. Mientras, el Monstruo, se acomodó en una desvencijada mesa al calor y olor de los retretes y se metió en faena a reparar el GPS del Topo hasta que una de las patas cedió y todos los flejes, flejillos, forflullos y tafiletes salieron desperdigados por el suelo.

Un par de horas nos llevaron las reparaciones y teníamos por delante una de las etapas más largas y duras de nuestro viaje.

Por fin nos adentramos en el duro Jbel Sarhro, intentamos parar poco para ir recuperando tiempo perdido –una constante en todo nuestro viaje a partir de ahora-. A las dos o tres horas llegamos a una haima, donde comimos. Estaba lloviendo. Seguimos camino y llegamos a Nekob y desde aquí, por carretera alcanzamos Agdz, desde donde enlazariamos con otra pista que nos llevaría a la carretera de Foum Zguid. Sobre las siete llegamos al asfalto e iniciamos después de un descanso los últimos cien kilómetros que nos dejarían en las puertas del desierto.



En Allogoum a diez o quince kilómetros del desierto, se nos acabó la etapa. Las últimas lluvias habían desbordado el río y éste había destruido la carretera y derribado un puente. Las aguas anegaban todo y una gran corriente nos cortaba el paso.

Buscamos más opciones preguntando a los lugareños y consultando nuestros mapas. No había ninguna, teníamos que desandar ciento cincuenta kilómetros hasta Agdz y de ahí otros ochenta a Zagora.


Era tarde y estábamos agotados. Al día siguiente buscaríamos alternativas para recuperar el día perdido.

A las once llegamos a Agdz y mientras repostábamos localizamos por teléfono a nuestro regordete amigo Mohamed, el mecánico nocturno de Zagora. Quedamos que nos esperaría a que llegásemos para dejarle nuestros coches, que ya dejaban notar el sufrimiento del Jbel Sarhro.

A las doce o doce y media llegamos. Mi coche lo llevaba Esparteros y yo todo el viaje vomitando por la ventanilla, sin parar para no retrasar al grupo, que ya estábamos muy cansados.


Ahí estaba Mohamed. Le dejamos los coches de Torrente, –transmisión tocada- El de Topo, –transmisión y rodamiento tocados- El mío, –amortiguador y defensa en precario- y el de Sanchi, –el eterno problema de sus amortiguadores-. Mohamed nos buscó un hotel de un conocido. Sacamos algo de comida, cenamos y rendidos nos fuimos a descansar.

1 de mayo

A las cinco me levanté y me acerqué al taller. Ahí estaba Mohamed, totalmente derrengado encima de un coche, medio dormido y apretando tuercas, comentó que esperaba tener todo solucionado para las ocho, por lo que me volvía a dormir un rato si el imán cantor de Zagora me dejaba.

Nos levantamos temprano, yo por segunda vez. Teníamos que pensar como arreglar el desajuste del día anterior. Fuimos al taller a ver como iban las reparaciones, todavía había algún coche a medias por lo que nos acercamos a la tienda de su primo hacer rato. Mi amigo Omar me localiza y viene a saludarme muy contento, amigo, amigo, tengo tu Mitsubishi. Me tenía preparado el coche en miniatura que le encargué en mi viaje anterior. Se lo compré sin regatearle mucho, el chaval se lo había currado y llevaba tres meses apoyado en una farola esperándome con mi coche.

Camino de la tienda tuvimos que atravesar una manifestación a favor del pueblo Palestino. Ya en ella, hicimos algunas compras. Esparteros se compró una puerta que tuvimos que meter como pudimos en el coche. El muchacho se le antojó una puerta, no le valía una cruz del sur o unos tambores, quería una puerta.

Omar nos acompañó una vez recogidos los coches al inicio de una pista que por la vertiente norte del Iriki nos llevaría a Foum Zguid sorteando el desbordamiento del día anterior, o eso esperábamos. La pista era inédita para nosotros transcurría por una hamada y solo disponíamos de la coordenada de Foum Zguid, por lo que deberíamos de ir a rumbo los doscientos kilómetros que nos separaban de nuestro destino.



Treinta kilómetros antes de llegar paramos a comer mientras el Topo que seguía con problemas en el coche y Monstruo que se había tragado una gran piedra que le había doblado la barra de la dirección, se adelantaron a buscar un taller y así no perder más tiempo.

Seguíamos con un día de retraso que no encontrábamos forma de recuperar y estas dos averías nos complicaban más aún la situación.

Después de comer nos pusimos en marcha. Tuvimos que vadear el río desbordado, ya con mucha menos corriente que el día anterior.

Cuando llegamos al pueblo, nos dieron las últimas noticias, el Topo iba sin frenos y con un rodamiento sin reparación posible. Lo del Monstruo era menos grave, mal, pero podría seguir.
Se acercaba la noche y nos teníamos que replantear el viaje.

Para no quedarnos todos en un pueblucho de mala muerte que no nos iba a solucionar nada, decidimos quedarnos Esparteros y yo con el Topo, para darle cobertura y tener un coche de apoyo y los demás que siguiesen camino del desierto.

No sabíamos si íbamos a conseguir el rodamiento, por lo que decidimos repartirnos los billetes del Ferry por si teníamos que volver para España separados. Nos dimos unas consignas para un posible encuentro en etapas posteriores y nos despedimos.

Me fui a llenar los Jerrican de gasoil, pues si conseguíamos arreglar el coche, la gasolinera ya estaría cerrada y nos quedaríamos bloqueados hasta el día siguiente. Mientras, buscábamos soluciones a nuestro futuro inmediato.

El plan UNO era esperar a un coche que llegaría más tarde con “piezas de automóvil”. No sabíamos si las “piezas de automóvil” eran volantes, tapicerías, ambientadores o matrículas, con un poco de suerte, rodamientos.

El plan DOS era esperar al día siguiente e ir a Ouarzazate a doscientos kilómetros a buscar un rodamiento o incluso salir esa misma noche hacia allí, para ganar unas horas.




El plan TRES, mientras esperábamos al coche con “piezas de automóvil” el mecánico seguía improvisando soluciones. Con una lata de Coca Cola estaba preparando un “ajuste” al rodamiento roto. “Bueno, esto bueno, no problema, bueno”. Decía el tío capullo. El Topo, escandalizado, le mandó a hacer gárgaras.

De pronto, al apañador le viene una iluminación, se levanta y me dice que le lleve a no se donde. Nos metemos en el coche él y yo, y me lleva a cinco kilómetros, a una aldea de mala muerte. Me hace señas de que le espere y se pierde en la oscuridad.

Era una calle con casas a los lados y sin alumbrado alguno. En la oscuridad, donde me había abandonado el capullazo éste, veía los brillos de los ojos de mucha gente mirándome. En grupos, se reunían a charlar en las puertas de sus casas. Me sentía solo, por lo que en un acto de osadía, más por el pánico que por otra cosa, salí del coche a echar una meadita. Así, marqué mi territorio y eso me dio seguridad. A la media hora apareció. ¡Arrea! Se había agenciado un rodamiento que ha sacado de una chabola. Volvimos y ya teníamos otra cara.

En media hora teníamos nuestro coche reparado. Yo no había dado un duro porque seguiríamos camino, pero es verdad, en Marruecos todo es posible. Habíamos tenido suerte

Nos habíamos dado una coordenada de acampada con los demás, así que felices, nos pusimos en marcha. El viaje no se había terminado para nosotros.

Vaciamos un Jerrican en el depósito del Topo y nos metimos en el desierto. Tomamos una malísima pista que nos obligaba a ir atravesando varios oued. Llegamos en una hora a la pista de Argelia, la tomamos y nos adentramos en zonas de arena. Había llovido mucho y la arena se hizo barro.



Conseguimos sobre las once contactar a través de nuestras emisoras con el grupo y nuestros GPS nos daban catorce kilómetros para agruparnos. Les dimos nuestra posición y enfocaron los Jumbos hacia nosotros para guiarnos. Tuvimos que seguir un buen rato en una oscuridad total, haciendo a veces tramos con nuestras luces apagadas para tratar de verlos. Por fin vimos dos puntitos en el horizonte. Los teníamos a 10 o 12 kilómetros.


Seguimos a ciegas, guiándonos en línea recta, hasta que una trampa de barro me cazó.
Con ayuda del cabestrante y la unión de varias eslingas el Topo me sacó. Habíamos perdido media hora pero ya estábamos casi en el campamento.

Cuando llegamos nos estaban esperando para cenar. Era muy tarde pero estábamos otra vez juntos. Por lo que tocó celebrarlo.

La noche fue muy larga. Bromas, cachondeo y orujo hasta el amanecer, pero sin recuperar un solo minuto del tiempo perdido. Estábamos durmiendo exactamente donde teníamos que haberlo hecho el día anterior. Desolador, pero hoy lo intentaríamos otra vez.

2 de mayo

Madrugamos, bueno los que durmieron. Desmontamos las tiendas a todos para obligarles a salir de ellas. Nos teníamos que poner cuanto antes en marcha. Hoy teníamos que avanzar dos días, o cuanto menos, día y medio. No nos dábamos por vencidos, queríamos cumplir el pan de ruta marcado en España.

¡Lo teníamos crudo! Carreteras cortadas por las inundaciones, el desierto totalmente embarrado y averías para regalar, pero en ellos estábamos.

No podíamos meternos en el río de arena, sería una trampa que ya no podríamos solventar. Seguimos por pista hasta el oasis, donde comimos y rápidamente nos pusimos en marcha.

Al poco, otra vez la mitad de los coches atascados en otro barrizal y para colmo ahora el coche del Topo había perdido la tracción delantera. Salíamos de un contratiempo y entrábamos en otro.

Si seguíamos por ahí iban a recoger nuestras calaveras y mandarlas por Nacex a nuestras familias. Decidimos buscar otro paso hacia el noreste sin tener muy claro por donde hacerlo, pues el barro amenazaba por todo el desierto.
Poco a poco fuimos ganando kilómetros al desierto y a las ocho conseguimos salir de él. ¡Estábamos en la carretera! Eso si, reparando un pinchazo.

De frente, la pista que teníamos que tomar para seguir el plan previsto. A la izquierda, la carretera que en setenta kilómetros nos volvería a dejar en Zagora. De frente la aventura, a la izquierda, Mohamed, su taller y el descanso en un hotel.

Cambiamos impresiones y todos queremos continuar, a eso habíamos venido a Marruecos. Pero una voz sensata nos pone en situación. El coche del Monstruo no está en condiciones de seguir y el de Topo tampoco. Nos jugamos quedarnos en mitad del desierto con algún coche reventado. El Toyota del Monstruo debe pesar dos mil quinientos kilos y el desierto está totalmente anegado. El sentido común nos hace renunciar. Otra vez será.

Derrotados, por lo menos yo, más moral que físicamente por no haber cumplido el objetivo, nos ponemos camino de Zagora, la ciudad que no debíamos haber visitado y en la que caímos dos veces. De camino partí un amortiguador, ¡otra avería al haber!

Llegamos a Zagora y la misma canción, al taller de Mohamed. Después al hotel y los más enteros a la calle a charlar. Los demás a dormir.

3 de mayo

Yo no tengo muchas ganas de dormir, a pesar del cansancio acumulado, ya las cuatro estoy asomado a la ventana. Veo pasar a Mohamed calle arriba y calle abajo con su vieja Mobilette. Está buscando piezas por casa de todos sus primos y amigos para repararnos los coches.
Me acerco temprano al taller. Todos los coches excepto el de Juanma están listos. El Monterey hasta las nueve no estaría. Me vuelvo al hotel y poco a poco nos vamos juntando a desayunar. Nos comunican que el coche de Juanma se va a alargar hasta media mañana. Para no quedarnos todos esperando y puesto que ya no tenemos pista, convenimos salir todos y que se quede el Monstruo a esperar a Juanma, quedando en reunirnos en Rissani, en la casa Tuareg.



De camino llamé a Mohamed para decirle que nos preparasen unas empanadas marroquíes y que como este año, debido a las lluvias, el lago seco de Erg Chebbí tenía agua, nos gustaría visitarlo.

Llegamos sobre las dos y ahí estaba Hammary, esta vez con chilaba… ¡y sus zapatones italianos! Hammary sabía lo que se hacía. Con esos horripilantes zapatos, grandes como los de un payaso, el tío no se hundía en la arena.

Después volvimos a la casa Tuareg. Hammary me iba contando su vida en Italia. Se había casado de conveniencia con una amiga italiana, que lo hizo para hacerle un favor y así poder conseguir la nacionalidad. Juntos habían puesto un negocio. Le pregunté que si de venta de zapatos. Después de conseguir la nacionalidad se separarían.

Ya a las cuatro llegaron y nos fuimos a comer mientras nuestros cicerones nos tocaban los tambores. Estuvimos un rato charlando con nosotros, hicieron unos infructuosos intentos de venta y nos pusimos en marcha.

Llegamos muy tarde al Pelos. Ya tenían cerrado el restaurante por lo que nos tocó sacar nuestras existencias, mientras cenamos, nos fueron haciendo nuevamente la cama a los que previa inspección habíamos detectados pelos en nuestras camas.

4 de mayo

Estuvimos desayunando en el jardín del hotel y nos pusimos en marcha hacia Nador. A las cuatro llegamos a la frontera. Dos horas nos tuvieron retenidos. Después ya en Málaga nos fuimos al restaurante de otras veces y allí comimos y nos fotografiamos.

Antes de embarcar montamos en medio de la calle principal de Melilla una mesa de picnic y el Sanchi estuvo cortando jamón para hacernos los bocatas, ante la atenta mirada de los Melillenses.

Embarcamos a las diez y media y después de cenar nos fuimos a cubierta, a la piscina del barco a hacer un rato el cabestro ayudados por el alcohol.

Otro viaje menos.

viernes, 28 de agosto de 2009

miércoles, 5 de agosto de 2009

Elucubraciones varias

El Chiquilicuatre- ¿Va en serio entonces?
¿ Nos va a representar un tipo con una guitarra de juguete?
Joé a ver si el representante de Portugal con quinto de solfeo y habiéndose currado un fado que lo flipas se lo va a tomar como un insulto.
¿Que coño hacemos nosotros con un tío con una guitarra de plástico?
Perrea, perrea.

domingo, 26 de julio de 2009

Picos de Europa

Salimos el martes 21 de julio furgoneta y media con 12 pax, 12 bicis, 36 pares de calzados, alforjas y 2 maletas de herramientas.

Por delante nos esperan 5 duros días donde reventar altímetros, quemar piernas y castigar el cuerpo con muchas dudas sobre la posibilidad de completar la ruta, no todos tenían la forma adecuada para lo que teníamos por delante y era cuestión solo de saber cuando empezarían a surgir las primeras bajas.

La previsión es ascender 9.000 m. de desnivel positivo acumulado y unos 200 km. parte andando, parte en bici.

A las 3 llegamos a Panes, algo ligero para comer y acabar nuestro trayecto en coche en Sotres donde montamos nuestras bicis y emprendemos nuestra primera ascensión, 16 km. con un desnivel acumulado de 1.250 m. teníamos un gran viento de cara que nos hacía muy difícil mantenernos en nuestras bicicletas y consiguió tirarnos de ellas en varias ocasiones.

Cuando llegamos nos acomodamos en 2 habitaciones en el refugio de Áliva, visitando antes el cable del teleférico. Ya en la cena dimos cuenta de unos espaguetis al cabrales para carbonatarnos el cuerpo y riego interior de nuestros cuerpos con un par de botellas de orujo y a domir entre los gritos nocturnos de Luis. Mañana nos toca una buena tunda.

Nos levantamos tranquilos y algo sobresaltados por las conversaciones nocturnas en valenciano, en principio tenemos un gran desnivel acumulado por delante pero pocos km...... más tarde la cosa se complicaría.

Nos acercamos hasta el mirador del cable, unas fotos y con mucho viento iniciamos marcha hacia el refugio Cabaña Verónica. Pasamos varios neveros, seguíamos con mucho viento y la ascensión se hacía dura. Llovía a intervalos, a mi me preocupaba el descenso por los Horcados Rojos, no sabía si en la cara norte habría mucha nieve e incluso el cable de seguridad para el peligroso descenso pudiera estar tapado por la nieve. Aquí es donde más muertes se han producido en el parque de Picos de Europa y el fuerte aire no ayudaba.

Alcanzamos el pequeño refugio de Cabaña Verónica donde Mariano, el guarda que durante 35 años lo ha vigilado y cuidado de los montañeros ha fallecido, ahora está custodiado por dos montañeros, uno de ellos, el más mayor pelín borde.

Como el día estaba muy complicado decidimos no perder tiempo y tratar de llegar cuanto antes al refugio Delgado Úbeda, al pié del Urriellu. El guarda nos advirtió, la bajada era muy complicada y peligrosa dada la climatología y nos avisó que si sucedía algo no harían rescate en esas circunstancias. Yo seguía con mis dudas sobre el problema que se planteaba si había tramos de cable cubiertos por la nieve, solo llevábamos una cuerda de escalada de 30 m. y algunos mosquetones.
En 20 minutos llegamos al collado donde ya se divisa el Urriellu, seguía soplando mucho viento que algunas veces nos hacía perder el equilibrio, un golpe de aire en el descenso y…..uffff.

Nos enganchamos al cable y lo que me temía, un tramo estaba cubierto por la nieve, era un paso complicado de nieve helada de 10 m. de longitud con apenas 30 cm. de anchura, abajo….no había segunda oportunidad. Pasé en cuarta o quinta posición, aseguré lo mejor que pude clavando bota, dejé que la primera oleada de aire pasara y en un segundo, en cuanto calmó pasé.

Quedaban muchos por detrás para pasar, cuando me di cuenta Nano ya estaba pasando y con verdaderas dificultades, su calzado no era el adecuado, apalancaba su rodilla contra la parte superior del paso y eso le podía hacer resbalar, la verdad, si alguien hubiera pisado mal o en ese momento el aire le desnivelaba se iba al vacío. Aguanté la respiración, se me hizo eterno el paso de Nano y cuando lo consiguió le dije a Dani que no pasara nadie más y que asegurásemos con la cuerda y los mosquetones el paso. Lo prepararon entre Dani y Juan Carlos y ya más seguros, pasó el resto del grupo.

El resto del descenso ya solo las complicaciones del desnivel, pero asegurados con el cable de lo único que nos debíamos de preocupar es de no tirar piedras a los que estaban más abajo. Una de ellas, de gran tamaño nos vino directa botando de piedra en piedra hacia Luis y hacia mi y pasando a un metro de distancia a la altura de la cara de Luis.
Ya abajo seguimos por el Jou de los Boches y poco después por el Jou Sin Tierra llegando a comer al refugio del Naranco, llevando hasta ese momento 10 km. pero con mucha altitud acumulada.

El albergue tenía 4 habitaciones de 24 plazas cada una, cogimos media habitación, nos secamos, comimos y dado que era muy pronto, estaba lloviendo y poco había que hacer para matar el tiempo convinimos en seguir 15 km. más hasta Sotres aprovechando así la tarde y dejándonos la mañana del día siguiente para descansar y visitar alguna playa.

La bajada se me hizo muy dura, el tendón rotuliano se me irritó del largo castigo de los grandes peldaños y apenas salir del refugio, lloviendo, con mucha niebla y aire ya iba cojeando y con gran dolor. La bajada se me iba a hacer un infierno y lo que más me preocupaba, podía, si no conseguía recuperarme dar por finalizado mi viaje, pero de momento lo que me debía de preocupar es en lo que me quedaba por delante.
Santi me hizo una reparación de emergencia sujetándome con una cinta tensora la rótula y bajando el último y sufriendo cada paso que daba fui avanzando. Solo descansaba en las pocas subidas que había, pues en posición de subida el tendón no trabajaba, y otras veces descendía de espaldas, que tampoco me dañaba hacerlo y la rótula descansaba.
Llegué al pueblo con 90 minutos de retraso sobre el primero en los 15 km. de infierno, vernos a Oscar y a mi entrar en Sotres era un espectáculo, cojeando y arrastrando la pierna izquierda por el asfalto. No podía dar por terminado el viaje así que aunque no me gustan mucho chutarme porquerías me metí 2 Ibuprofenos intentando evitar la inflamación y con la tranquilidad que me daba tener toda la noche y la mañana para poder recuperar me acosté animado y pendiente de las conversaciones que Luis se traería esa noche con su almohada y de las que se enteraba todo el albergue.
Para mi ha sido la ruta más dura que he hecho andando en mi vida, no por el kilometraje que no era excesivo, solo 25 km. pero si por el desnivel acumulado, 2.250 m. y la lesión, pero allí estaba, bastante optimista pues por lo menos no estaba cansado.

Al día siguiente fuimos a la playa de Andrín donde los amantes del líquido se bañaron, comimos en un chiringuito y recibimos a Manolo que se incorporaba al viaje con fuerzas sin gastar, dándonos tralla y poniéndonos retos, por lo que tuvimos que trucarle la bici para cansarle un poco y sin que se diera cuenta le bloqueamos 3 piñones y le metimos unas pesas de gimnasio en la mochila.

Llegamos a Sotres e iniciamos la subida, antes de iniciar el ascenso había que descender 3 km. con mi rótula era un castigo por lo que yo dije que me dejaran allí para no castigar en la bajada la rodilla y así solo tener que hacer los 9 km. de subida pero entre bromas me dijeron que si no hacía los 3 km. sería apeado de conseguir el reto de completar la semana programada, por lo que decidí salir desde arriba y bajé tranquilo no sin antes mandarles a paseo, ya recuperaría en el ascenso. Subimos todos andando y Manolo con su bicicleta, sus pesas y sus piñones trucados. Llegamos a Áliva donde sumamos otros 9 km. y otros 900 m. de desnivel acumulado.
Al día siguiente nos tocaba la etapa estrella, 80 km. y casi 3.000 m. de desnivel positivo con grandes rampas inciclables y de meter riñones y donde daríamos completamente la vuelta al macizo oriental con cotas desde 200 m. sobre el nivel del mar hasta cerca de los 1.600 m. en cota de Áliva. Llegamos tras 10 km. de ascenso por una carretera de montaña y por una rota pista que nos iba socavando fuerzas al refugio de Ándara, un viejo casetón de madera donde cobramos fuerzas tomando unas barritas. Seguimos luego un largo descenso entre hayas y donde enfrente veíamos la subida a Tresviso con sus grandes zig-zag. Luego un vertiginoso descenso hasta Bejes y……¡a sufrir! delante de nosotros se nos plantó una pared de 2 metros de ancho y desniveles que llegaban hasta el 30%. dos kilómetros y medio por delante hasta llegar al Collado Pelea y que nos dejó exhaustos cuando solo llevábamos apenas 40 km. de ruta y teniendo por delante lo peor.

Desde aquí otro brutal descenso por pistas de cemento que nos dejó en la cota 200 y nuestros frenos quemados, algunos los perdieron del desgaste. Llegamos a Potes y de aquí siempre subiendo alcanzamos Mogrovejo donde comimos un bocadillo y tomamos un respiro antes de acometer nuestros últimos 25 km. con 15 de ellos de un ascenso durísimo, con grandes rampas y sin dar descanso.

Cada uno subió a su ritmo, a mi la rodilla no me molestaba pero el sufrimiento fue grandísimo, solo tocaba empujar bicicleta, mirar al suelo y esperar que eso acabara alguna vez. A las 8 llegamos a Sotres. Anteayer fue la etapa más dura andando de mi vida y esta ha sido la más dura en bici que haya hecho nunca.

Nuevo día, hacemos unos remontes en coche hasta el Collado Pandébano y luego tras 500 m. de subida en bici iniciamos un duro descenso hasta el pueblo de Bulnes y de aquí hasta el inicio de la ruta del Cares en Puente Poncebos. La bajada totalmente inciclable, peligrosa, con grandes losas de piedra empapadas que nos hacía resbalar y caer, totalmente empapados, embarrados y hasta Bulnes de los 4 km. no fui sobre la bici más de 500 m. y el resto bajando grandes peldaños. Los que subían flipaban y uno me dijo ¡que! ¿paseando la bici? Ya en Bulnes era un poco más ciclable pero la caída a la izquierda era de las de que no dan segunda oportunidad, un solo fallo y se acabó. Seguíamos cruzándonos con senderistas que no daban crédito a lo que veían, alguno dijo que estábamos realmente chalados, que un recto allí, y al precipicio. Tras una curva me encontré a Deivid en el suelo y la bicicleta con una de las ruedas girando en el vacío, me recorrió un escalofrío, después del susto del cable días antes y ahora ver a nuestro mejor bajador en el suelo me superaba, así que di una voz a todos y nos bajamos de las bicis, se acabó de jugárnosla y lamentar el viaje de por vida.

Bajamos andando y en Puente Poncebos seguimos otros 8 km. hasta Arenas de Cabrales donde comimos y el pavo del hospedero nos despachó bien despachados con una cuenta de 60 pavos por res que nos destrozó el presupuesto, hasta ese momento contenido y muy bien controlado por Julio y “desde arriba” por Zapatillas que no nos dejaba tomarnos más de 3 vasos de orujo por cabeza. Yo el cuarto me lo bebía a escondidas mientras los demás le entretenían y ya a 4 patas me iba a dormir.

Antes, por eso de sumar km. subimos 4 km. andando de paseín hasta Covadonga pues queríamos llegar a los 8.000 metros de desnivel acumulado aunque fuese yendo de compras.

Aquí la ruta había terminado, por lo que mis zapatillas no daban más de si y decidí que acabaran sus días en Covadonga, bajo el Santuario, que bonito lugar para la muerte de unas zapatillas, así que las mandé a paseo en una papelera y…….¡vaya por dios! Manolo ha tenido una ideita de las suyas.



¡Ignacio recoge tus zapatillas!

¿Qué pasa! ¿Para que?


Mañana antes de hacer el descenso del Sella en canoas nos ponemos el despertador a las 6 de la mañana y nos subimos a los Lagos de Covadonga. Uno que es tonto por estudios y meritación propia y no sabe decir que no pues nada, a rescatar las zapatillas entre los restos de helados de la papelera y la atenta mirada de la tendera y a preparar la ropa de bici otra vez que estaba en la bolsa de la ropa desahuciada.

A la mañana siguiente, los menos desganados emprendimos a las 6 de la mañana el ascenso a Lagos sin más desayuno que las barritas energéticas que todavía nos quedaban y en oscuridad total, con una niebla de flipar y sin iluminación a sufrir 2 horas.

Yo llegué penando como un perro, mi corazón se había puesto ya en “posición avería” y no subía a pesar de los grandes repechos de 135 pulsaciones, me hice la foto de rigor y me bajé que allí no se me había perdido nada.
Total según mis cuentas:

- 150 km. de bici.
- 45 km. andando por uno de los lugares más duros de España.
- Más de 8.000 m. de desnivel positivo acumulado.
- Casi 20.000 calorías quemadas y la satisfacción: prueba superada.

Una mención especial a Oscar, un luchador. Después de verte como estabas el día de la pateada no daba un duro por ti. ¡Mi admiración tío! Y me alegra un montonazo haberte visto disfrutar como lo has hecho, para mi solo por ello ya ha merecido la pena este viaje.

Y para los demás también por supuesto, cada uno ha buscado en estos días una cosa y espero que todos la hayamos encontrado de una forma u otra, disfrutado, y a ninguno os haya defraudado. Pero esta vez Oscar para mí: Se ha salido.

miércoles, 17 de junio de 2009

fotos de la preparación patrolera

Toma de admisión elevada para vadeos y filtro ciclónico para retención de polvo.





Paragolpes trasero AFN con soporte para elevación con gato Hi-lift



Inclinómetro, altímetro y soporte GPS rutas



Ya lo he macarreado jajajaja




Emisora 27 MH.




Mando a distancia de centralita de potencia, interruptor para bajar en campo la antena, control de balonas neumáticas en eje trasero y botón para anulación de ABS y AIRBAG.



Primer comprensor para control de balonas y centralita de potencia.




Segundo compresor para hinchar neumáticos y batería exclusiva para arranque.



Dos baterías, la amarilla para arranque y la roja para resto de usos.



Motor de cabrestante para 4.500 kg.



Muelles +4 mm. amortiguadores Koni Heavy Raid y limatador de extensión de amortiguadores.




Detalle de muelle,amortiguador y limitador de extensión de amortiguador.